Eso es Vallecas

Arte contra el abandono

Arte contra el abandono - vallecas.com

Versos sobre un concepto

Desde el Puente hasta la Villa,
aceras grises y estrechas
de líneas diagonales,
se mezclan con el asfalto de avenidas
que antes eran barrizales.

Aceras,
por las que los carros de la compra madrugan
hacia el Paseo y el Mercado.

Señoras,
como mi abuela,
sobre sus hombros llevan
a familias enteras.

Ellas bajan
a buscar algo fresco que les llene la nevera
y, en cada parada,
se toman el respiro que les permita seguir luchando
por todo lo que les queda.

De Palomeras o la Uva.
Jóvenes y viejas.
Niñas bonitas, morenas y rebeldes.
Son de Vallecas y así lo defienden.

Paseos currantes.
Paseos errantes.
Paseos de quienes buscan el pan
o de los que bajan al bar.

Caminar enérgico o caminar perdido.
Pasos de los que se ganan el jornal
y de quienes pasan sus días en el parque
donde la sombra mejor da.

Parques con historias de navajas y caballo,
hoy son espacios de tranquilidad.
Respiro entre asfalto, autobuses y humos.

Parques de arena y chinos,
en los que bancos marcados por adolescentes
son testigos de charlas y partidas de cartas
de los que antaño vivieron en casas
que no eran altas:
Las Casas Bajas.

Zonas nuevas y zonas de viejos.
Las Siete Tetas y la Virgen de la Torre.
Lo nuevo se mezcla con lo añejo.

Ojeras, tatus, voces roncas, peinados de otra edad.
Birras, el peta que rula...
Colegas que se niegan a envejecer.
“Troncos” compartiendo los mismos muros,
las mismas sombras,
los mismos recuerdos de lugares que hoy se ignoran.
El Franva, cine Excelsior, el Kaos, Barrabás, Jimmy Jazz...

Bares sin descanso
en los que la desconfianza,
el mal
y el buen humor
conviven con las prisas.

Bravas, olivas, navajas, chistorras y cervezas.
Aromas que envuelven el remanso,
mientras la puerta del bar
se abre y cierra sin descanso.

Desayunos que se sirven rápido.
Currelas en la barra del bar,
apurando los minutos que dura el café caliente
para volver a ganarse el jornal.

El silencio de mediodía
siempre va acompañado
por la música que sale de alguna ventana.
Las Grecas, los Chicos, el Speka...
todos conviven desde el Puente
hasta el Ensanche de Vallecas.

Colinas sembradas de edificios.
Mar de torres de ladrillos.
Balcones nuevos, balcones viejos.
Toldos verdes y barrotes negros cargados de recuerdos.

El Pozo, Santa Eugenia.
Distinta arquitectura.
Gitanos y payos.
Distinta cultura.
Mismo orgullo y humildad, dentro de la buya.

La calle habla.
La calle se expresa.
Mensajes, grafitis, la rabia y rebeldía
se palpa en el día a día.

El anfiteatro.
Inversión del ayuntamiento
que es más espacio de escondidos
que de entretenimiento.

El Rayo,
un símbolo para mi abuelo.
Un club que acarrea el fútbol y la protesta,
unido dentro y fuera de la Albufera.

La buscavidas.
La rebelde.
Las garras de Madrid.

Una forma de vivir.
Identidad, escucha, comprensión, generosidad y cariño.
Mi gente.
Lo mío.
Lo que me lleva a mi infancia y sonrío.

Para mí, eso es Vallecas.

Free Web Hosting